pintura construir en tu cabeza

Manu García, La BIBI. 



La Bibi se complace en inaugurar la exposición “Pintura para construir en tu cabeza” de Manu García (Oviedo, 1994). Afincado en Oviedo, en los últimos años el artista ha desarrollado una exploración pictórica basada en la libertad de lenguajes y el enfoque lúdico. Su primera exposición individual en España reúne una serie de obras que han sido producidas durante su estancia en la residencia de La Bibi, dejándose influir por el contexto de la isla, el paisaje alrededor del estudio y, no menos importante, el peso de la tradición pictórica. ¿Cómo es posible aligerar dicho peso en la práctica de la pintura hasta el punto en que esta parece ser espontánea, intuitiva y visceral?


El título de la exposición nos proporciona algunas pistas al respecto. En 1964 Yoko Ono publicó “Grapefruit”, un libro que contenía propuestas estéticas desde un enfoque lúdico, desmaterializado y experimental. En él incluyó una serie de instrucciones para pinturas, como “Painting to be constructed in your head”, que compuso en la primavera de 1962: observa detenidamente tres pinturas. Mézclalas bien en tu cabeza. Las instrucciones definen bien el trabajo de Manu García en este momento, tanto por su uso de los referentes propios de la tradición pictórica española como por el tema de su serie más reciente, grandes cabezas que contienen un universo de elementos diversos. Sus contornos negros sirven como un recipiente o contenedor de ideas en el cual es posible encontrar desde una motocicleta hasta la referencia de un cuadro de Velázquez, pasando por la palmera azul que está presente en cada uno de los lienzos y que es una síntesis visual del paisaje mallorquín.


Lo que parece ser esencial en este trabajo de mezcla y construcción de la pintura son las nociones de proceso y juego. El proceso liga la pintura de Manu García al paso del tiempo, y es que cada cuadro lleva unos días, a veces unas semanas, hasta ser completado. Con ello, se convierte en una especie de página de diario de gran formato en la cual el artista registra diversas imágenes mentales y experiencias cotidianas. El hecho de que el proceso pictórico se dilate en el tiempo es lo que le permite generar una acumulación de elementos y capas que funcionan como conjunto de estratos sobre el lienzo. Cerca de un rostro hay una zapatilla, pero también la hoja de una planta o una referencia visual que cuelga en la pared del estudio. El resultado es una suerte de desjerarquización del lienzo a la que sin duda contribuye el hecho de comenzar las pinturas en el suelo, habitándolo y desplazándose alrededor del mismo: ninguno de esos fragmentos experienciales es más importante o significativo que el anterior, ni lo será del siguiente. Por el contrario, estos fragmentos de realidad vivida se encuentran mutuamente en el espacio pictórico, interconectándose por medio del uso del color y la forma, flotando y reposando los unos junto a otros a medida que el proceso de la pintura se da por concluido.


Por otro lado, el juego cumple un papel fundamental y liga su práctica al espacio. El historiador Johan Huizinga afirmaba que el juego es la experiencia que nos hace humanos, el rasgo más definitorio del homo ludens. En este sentido, Manu García experimenta con el espacio del lienzo de una forma lúdica e intuitiva. Como en todo juego, hay ciertas reglas, pero conocerlas le permite reinventarlas, reordenarlas y dejarlas de lado conscientemente. El resultado ha de ser una pintura que, en sus propias palabras, "ocurre desde el estómago." En esta conexión intuitiva entre el estómago y la cabeza, la experimentación y la tradición, la libertad y las normas, se van construyendo las nuevas pinturas que componen esta exposición.

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Palma 2024







Fotografías: Santino Lamorte, cortesía de La BIBI.