walking cities: poéticas, políticas y arquitecturas del caminar urbano


Tesis doctoral, 2023


El título de esta tesis doctoral contiene multitudes. Les hace hueco la indeterminación del sujeto que lleva a cabo la acción... me refiero, por supuesto, a esa acción cotidiana y aparentemente banal que constituye el tema principal de la presente investigación y la atraviesa en sus diversas formas: caminar. Se trata aquí de un caminar urbano desplegado en su complejidad: caminar como práctica estética, lúdica, política, revolucionaria; pero también caminar para imaginar otras arquitecturas posibles, caminar como perfecta metáfora del desplazamiento conceptual y físico. De alguna manera, dicho desplazamiento ha quedado aquí registrado. Es decir, el recorrido por las diferentes líneas de esta investigación ha dejado tras de sí unas huellas-signos que es posible seguir en la lectura de la presente tesis doctoral.

Volviendo a las observaciones sobre el título, “Walking cities: poéticas, políticas y arquitecturas del caminar urbano” trata de condensar en unas cuantas palabras una investigación diversa, multidireccional y abierta en líneas de fuga. Si la primera parte del título se ha mantenido en inglés es con la intención manifiesta de extender desde ahí un doble significado. Por una parte, su interpretación más obvia es “caminando ciudades”, si bien no está muy claro quién lleva a cabo esa acción en proceso. En todo caso, en efecto hay alguien que camina y ese cuerpo que camina es también el cuerpo que escribe, el mismo que ha reunido los resultados de una investigación de enfoque experiencial y, en muchos momentos, profundamente ligada a contextos urbanos específicos. ¿Cómo podemos practicar ciudades concretas prestando atención a las potencialidades poéticas y políticas del caminar urbano? No es fácil definir en pocas palabras qué es una ciudad. Calvino escribía que “a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí.”1 Esta pluralidad se manifiesta en cuanto dejamos de considerar la ciudad como una realidad estática y nos deslizamos al terreno de la percepción por parte de cada uno de sus habitantes. Es decir, las ciudades son las ciudades que una recorre, habita y construye. Es imposible abarcar el fenómeno urbano y esta imposibilidad no se mide solo en términos de espacio, sino también en términos de dinamismo: inasible flujo urbano que no se detiene. En definitiva, una ciudad es también una abstracción o una multitud inabarcable.

En “Walking in the City”2, un texto que ha sido citado con asiduidad en los estudios teóricos sobre el caminar urbano, Michel De Certeau señala una distinción que es fácil pasar por alto: la distinción entre la ciudad-concepto que aparece en el discurso urbano y en los enfoques teóricos y, por otro lado, una ciudad-experiencia que es la que emerge en las prácticas espaciales cotidianas y concretas de sus habitantes. Su interés recae precisamente en dichas prácticas cotidianas. Se establece aquí una clara diferenciación entre los discursos sobre la ciudad y la experiencia misma de las ciudades. A este respecto, es preciso ser conscientes de que, en más de una ocasión, estaremos oscilando entre estas dos realidades: la del discurso y la de la experiencia, y lidiando con una abstracción cuando hablamos de la ciudad o del fenómeno urbano. Y es que, ¿qué cuidad es esa de la que se habla? ¿Nos referimos quizá a la metrópolis europea, también una abstracción en sí misma, a una turística ciudad del Mediterráneo, a una ajetreada urbe del norte de India? Quizá la abstracción no puede surgir más que de las ciudades que una misma ha caminado… aunque es difícil mantener esta idea de la presencia en un momento en el cual se consumen diariamente tantas imágenes de realidades urbanas remotas. A pesar de la abstracción engañosa del concepto ciudad, James Donald ha defendido el uso del mismo en la articulación de un discurso, como categoría de pensamiento, siempre que seamos conscientes de sus límites:

“¿por qué reducir la realidad de las ciudades a su realidad material, o su realidad material a una cuestión de ladrillos y mortero? (...) La ciudad es una abstracción, que pretende identificar lo que, si es que hay algo, es común a todas las ciudades... la ciudad que experimentamos - la ciudad como estado mental - siempre está ya simbolizada y metaforizada.”3

Partiendo de esta observación acerca del concepto ciudad, cabe destacar que en esta tesis se mencionan también ciudades concretas y practicadas, como París, Berlín y Ámsterdam. De hecho, en la segunda parte de la tesis, se presentan estudios de caso para un modelo de investigación site-specific desde la ciudad y basado en el caminar urbano. En ellos, el esfuerzo teórico es acompañado de la experiencia de recorrer y habitar entornos urbanos concretos y cómo esa experiencia puede llegar a guiar la investigación. Existe un cierto paralelismo entre caminar y llevar a cabo una investigación doctoral: en ambos casos hay un componente de deriva, siempre existe la posibilidad de desviarse, perderse y encontrar en dicho proceso aquello que en principio no estábamos buscando. Ambas, en definitiva, requieren de una cierta apertura del cuerpo y el intelecto a la contingencia.

Ya hemos hablado de la ciudad, pero ¿qué hay del caminante que se adentra en ella y que, además, lo hace sin un propósito claro? Walter Benjamin recordaba que perderse en una ciudad es una habilidad que, como todas las demás, ha de aprenderse y entrenarse:

“No lograr orientarse en una ciudad aún no es gran cosa. Mas para perderse en una ciudad, al modo de aquel que se pierde en un bosque, hay que ejercitarse. Los nombres de las calles tienen que ir hablando al extraviado al igual que el crujido de las ramas secas, de la misma forma que las calles del centro han de reflejarle las horas del día con tanta limpieza como un claro en el monte.”4

Y así, la ciudad habla, se comunica con el caminante a la deriva porque es este precisamente quien está en disposición de escuchar sus secretos, sus historias subterráneas, su pulso inquieto. En el ya citado texto, De Certeau también ha analizado la relación entre la ciudad y los cuerpos caminantes en términos del habla y el lenguaje, si bien no tanto desde la oralidad como desde el caminar como una forma de escritura. Hay, por tanto, una analogía entre pasos y palabras que nos puede conducir a la reflexión sobre una literatura específica ligada al caminar urbano, como veremos posteriormente en las notas de carácter metodológico.

El segundo significado al que puede aludir el título de esta tesis doctoral es precisamente al de una ciudad que camina, literalmente, a la imagen de ciudades caminantes. ¿Cómo podemos imaginar ciudades que se desplazan y transforman igual que nosotros lo hacemos? Algunos arquitectos como Constant Nieuwenhuys o Claude Parent han ideado ciudades concebidas para el recorrido continuo, arquitecturas del devenir, escenarios siempre en construcción para nómadas urbanos permanentemente en búsqueda... porque hay lugares a los que solo se llega caminando. En 1964 Archigram puso en marcha la idea de una ciudad caminante en su proyecto “Walking City”, desarrollado por Ron Herron, Warren Chalk y Frank Brian. A grandes rasgos, el proyecto consistía en una propuesta para una ciudad nómada con una infraestructura capaz de desplazarse y que, por tanto, no tendría que estar anclada geográficamente a un solo lugar. Esta ciudad se convierte en su propia geografía móvil mientras el paisaje circundante cambia a su paso. Se trata, por tanto, de una geografía urbana que entra en relaciones simbióticas con paisajes múltiples. La ciudad ya no es un núcleo al que o por el que una se desplaza, sino un cuerpo nómada que también se entrega al movimiento. “Walking City” es un proyecto de arquitectura radical5 que pone en jaque nuestra manera de entender la vida urbana. En esta ciudad cambiante ya no hay necesidad de permanecer en una localización específica, sino que es posible llevar una vida urbana y al mismo tiempo nómada en la cual el trabajo y el juego se desplazan también al mismo ritmo. A lo largo de esta investigación me he mudado numerosas veces y desplazado por motivos de trabajo otras tantas. Quizá me hubiera gustado habitar la ciudad caminante de Archigram para encontrar sensaciones de continuidad en el cambio permanente. O quizá podamos convertirnos en nuestra propia ciudad caminante, acogiendo multitudes y cambiando de contexto, compuesta por pasados y futuros, el peso de los recuerdos y las alas de lo imaginario: pedazos de las ciudades en las que hemos caminado y arquitecturas en las que aún no hemos puesto un pie.
 


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _  _1. Calvino, Italo. Las ciudades invisibles. Barcelona: Ediciones Minotauro, 1983. Pág. 40.
2. De Certeau, Michel. “Andares de la ciudad”. En: La invención de lo cotidiano I. Artes del hacer. México D.F.: Universidad iberoamericana. Instituto tecnológico y de estudios superiores de occidente. 2000. Págs. 103-115.
3. Donald, James. “Imagining the Modern City”. Minneapolis: University of Minnesota Press. 1999. Pág. 8. Citado en: Wolff, Janet. «Gender and the haunting of cities (or, the retirement of the flâneur).» En: The invisible flâneuse? Gender, public space, and visual culture in nineteenth-century Paris, de Aruna D’Souza y Tom McDonough (ed), 18-31. Manchester: Manchester University Press, 2006. Pág. 26.
4. Benjamin, Walter. Infancia en Berlín hacia 1900. Madrid: Abada Editores, 2015. Pág. 5.
5. Cfr. VV.AA. Arquitectura Radical. Catálogo de la exposición homónima en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, 2003. Págs. 2-5.








Mona Hatoum. Roadworks, 1985.